Un día te acuestas siendo pequeño y amaneces siendo un adulto..y nunca te das cuenta hasta que por fin reúnes el valor suficiente para digerir el cambio.
¿Os acordáis del primer día de instituto? eh, parece que fue ayer.. ¿del pánico que apoderaba nuestro cuerpo? porque acabábamos de dar un paso más en la vida.
Siempre había y habrá una persona a la que veas como tu "musa", alguien sin saber como, te entra de una forma en el corazón que lo perfora de tal manera que puede ver a kilómetros que eres como su "fan" número uno.
Nosotros soñábamos cuando recorríamos los pasillos estar algún día ahí colgados en la pared, ver nuestra foto en la inmensa orla, verte ahí con una sonrisa de oreja a oreja, expresando que ya has cumplido, que dejas huella y que ya no hay nada que hacer aquí.
Así que un día te levantas y te das cuenta de que estas en esa maldita esperada pared..con una sonrisa encantadora, preparada para engullir todo lo que venga, para encajar cada palo que te dé esta jodida vida. Que ahora eres tu la musa de 3 desesperadas "fans", que has hecho de tu tiempo una vida, una vida valiosa rodeada de personas que te apoyan en todo momento y que tus victorias las celebran como si fuesen suyas.
Miras a tu alrededor y ves a una estupenda familia, a un maravilloso novio, que tiene tu cielo ganado y encantadores amigos que llenan.. que llenan ese vacío, ese vacío cuando nada va bien, cuando todo se vuelve oscuro y frío, y la soledad te abraza.. cuando la gente cambia, cuando te das cuenta que tu periodo de princesa ha acabado, cuando te da miedo seguir adelante y te empujan, te empujan porque necesitas ese pequeño empujón para que ellos dejen huella en ti..
